Actividad ganadera está lejos de ser gran emisora de gases de efecto invernadero (GEI): científico Fernando Estellés

La Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegan, contactó a este científico español consultor del exitoso documental Goodbye Cows, quien a través del espacio “Charlas Virtuales” de este gremio cúpula, se refrió a la realidad sobre las falsas creencias en el sentido que la ganadería es la principal deforestadora y culpable del calentamiento global y resaltó de manera enfática el beneficio de los esquemas silvopastoriles en la actividad bovina.

Sobre las falsas narrativas que atacan a la ganadería el científico de Remedia, esto es, la red de científicos de España que trabaja para tratar de identificar los impactos reales del sector agropecuario incluida la ganadería en el cambio climático del mundo, argumentó, analizó y concluyó que son irreales y en consecuencia los deshace de la ciencia y lo prudentemente comprobable.

Entre los siete aspectos técnicos se encuentra uno de fundamental trascendencia que ha sido incluso el de mayor afectación y es la emisión de gases efecto invernadero, GEI.

Los otros seis de igual importancia son el uso del suelo, la propuesta de que la comida animal la pueden consumir también los humanos, la deforestación, el alto consumo de agua en la producción ganadera y la biodiversidad.

Emisiones GEI

Estellés se mostró atónito con la afirmación de la FAO -Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura- en el sentido que “La ganadería genera más gases efecto invernadero que el sector del transporte”.

Al respecto opinó que en el mundo la agricultura supone 25 % de las GEI y que la actividad ganadera está ahí incluida, por lo tanto, en cualquier caso, la ganadería es mucho menor de ese 25 %.

“¿Realmente un sector que tiene menos de una 1/4 parte de GEI tiene que estar todos los días en los periódicos y ser atacado continuamente por ser responsable del cambio climático? Es complicado”, replicó.

Realmente ¿cuál es el impacto? De acuerdo con la FAO la ganadería contribuye con el 14,5 % de GEI. Esto es muy difícil de establecer, aclarar y comprobar porque no podemos ir detrás de cada vaca del mundo midiendo cuántos gases está produciendo.

Para el miembro de la red de ciencia de España, las emisiones de la ganadería no son estáticas. La FAO hace unas estimaciones y las ha venido cambiando. En 2006 decía que la ganadería era responsable del 18 % y este último año habla del 11 %.

“Yo me baso en la ciencia y me quedó con 15 % GEI de influencia de la ganadería en el planeta. La ganadería es un sector importante en la emisión de gases efecto invernadero (GEI) pero no es el primero y está muy lejos de serlo”, precisó.

Según Estellés, existen estudios que comparan los alimentos de acuerdo con la huella de carbono que generan o le proporcionan al calentamiento global y estos afirman que producir un kilo de carne de ternera, implica unos 60 kilogramos de CO2 y sobre el respecto considera que es un concepto que no está debidamente contextualizado.

Vi en el Reino Unido en la televisión pública un programa en el que preguntaban ¿si quiero tener una conciencia ambiental, qué tipo de leche o de bebida tengo que elegir? Veían que con los valores medios mundiales las emisiones GEI de leche de vaca eran muy superiores a las bebidas de arroz, soja y demás. Pero simultáneamente en estos últimos cultivos el uso del suelo y a su vez la cantidad de espacio era mucho mayor y el uso del agua era peor.

“Pero ¿Qué se observa cuando se mira a un país concreto? Las cosas pueden cambiar. Este ejercicio lo hicieron en Nueva Zelanda, que es un país de notable producción ganadera y el resultado es que la leche de vaca es la que menos suelo y agua utiliza y prácticamente la que menos GEI tiene respeto al resto de alimentos”. 

Estellés cito a la vez otra experiencia, “En España, donde acabó de hacer un informe, vimos que las emisiones de la ganadería son consideradas del 20 % pero según nuestros estudios incluso puede llegar a ser muy inferior y llegar al 10 %”.

Producen a pesar de malos suelos

Para Fernando Estellés, científico de “Remedia” de España, solo el 30 por ciento del planeta tiene tierra y el resto está compuesto de agua. De este segmento solo el 70 % puede habitarse porque el resto está congelado y es hielo, de este, la mitad son dedicadas a la agricultura.

“Esto indica que las ¾ partes se dedican a la producción de ganado pero solo nos devuelven un 17 %, es decir, una sexta parte del consumo de energía y 1/3 de nuestro consumo de proteína, esto en otros términos permite afirmar que nos devuelven menos de la mitad de lo que comemos. Estamos ocupando mucho espacio para que nos devuelvan tan poco”.

De acuerdo con Estellés la ganadería es muy ineficiente, pero existen situaciones que demuestran otra realidad pues hay suelos que no son cultivables, pero allí a pesar de tener este recurso afectado o improductivo, las vacas sobre viven.

Hay muchas zonas que se consideran agrícolas a nivel de estadísticas mundiales pero que realmente no se pueden aprovechar para nada y, ahí, vemos a las vacas produciendo.

¿Se comen nuestra comida?

En diferentes escenarios en los que atacan a la ganadería bovina mundial se hacen la pregunta ¿Para qué le dan de comer vegetales a los animales si no los podemos comer las personas?

Al respecto el científico español trajo a presente un estudio de la FAO en el cual afirman que el 86 % de lo que comen los animales en todo el mundo, no se lo podrían comer las personas nunca porque son básicamente hierba, paja, residuos alimenticios y de cultivos.

“En el caso de las vacas más del 95 % de su alimentación no compiten nunca con los humanos. ¿Por qué quitarles esos alimentos a los animales si consumen nuestros residuos y además nos dan carne?”, es la reflexión que hizo este PhD en Agronomía.

Deforestación

Otro factor de gran trascendencia en los ataques a la ganadería es que siempre se ha dicho que la deforestación de la región más importante del mundo considerada el pulmón del planeta que es el Amazonas, sucede por culpa de la producción de soja y que se la comen los animales.

Aclaró que “De toda la producción de soja del mundo hay un 6% que se dedica a la producción de alimentos comestibles y otro 7 % es grano para alimento del ganado, su gran porcentaje es dedicado al procesamiento industrial particularmente para la producción de aceite. Las vacas no comen soja, como si lo hacen los cerdos y los pollos”.

“Se están comiendo lo que sobra de la producción de aceite. La Soja ahora tiene bastante valor como alimento. Se produce la mitad para consumo humano o para biocombustibles o aceite y la otra mitad se dedica a los animales. ¿Son culpables los animales de la deforestación del Amazonas? No lo creo”, reflexionó al mundo.

Consumo de agua

“Se dice también que producir un kilo de carne requiere el gasto de 15.000 litros de agua”, señaló.

Acá es importante informar que existen tres clases de agua: verde, azul y gris. El líquido que se da de beber a los animales es la azul y equivale a menos del 10 % de los 15.000 litros. La grandísima mayoría -el 90 %- es agua verde, esto es, de lluvia.  Entonces esto indica que ese 90 % no es realmente un consumo de este vital líquido por tanto, la afirmación no es válida y es irreal e incierta.

Biodiversidad

Se ha dicho que producir ganado acaba con la biodiversidad y las especies, etc. “Desde el siglo 17 vemos que cada vez hay menos especies y, en eso, la mano del hombre está teniendo un efecto bastante importante”.

Probablemente utilizar las tierras salvajes bien sea para producir alimentos y animales, tiene un impacto sobre la biodiversidad. “Pero ¿qué pasa cuando empezamos a manejar bien el ganado en los ecosistemas?”, se preguntó.

Además, para lograr la máxima calidad de un ecosistema -considera Estellés- la mejor opción es tener ganado. Lo recomendable es que sea en baja densidad, es decir, una vaca cada 3 hectáreas.

Es verdad que a medida que se incrementa la presión y se aumenta la cantidad de animales en un espacio determinado, el ecosistema se va resintiendo y va a estar cada vez peor, pero también es verdad que lo más negativo para un ecosistema y su biodiversidad es un monocultivo. Todos sabemos que cuando siembro trigo solo me interesa que este crezca, entonces todo tipo de plantas me sobra y se elimina.

“La peor calidad de un ecosistema la tenemos en los cultivos intensivos y, la mejor, en sistemas con ganadería controlada, esto es, aquella de baja carga pero basada en silvopastoriles, pues se ha comprobado que son esquemas exquisitos para los ecosistemas. Cuidado con decir que la ganadería acaba con ecosistemas, porque no es cierto”, puntualizó Fernando Estellés.