Acompañar en los actos fúnebres, dar culto y reverencia al dolor.

Autor: @luisenarvaezm

Las ofrendas florales, serán siempre una manera apropiada de expresar condolencias, celebrar la vida y conmemorar la partida del prójimo.

Hace unos días falleció una persona que tan solo vi por unas horas en algún momento, sin embargo, su familiar, a quien si conozco de algunos años, me extendió la cortes invitación para asistir a su funeral; quizás por ello, pude mantenerme neutro y analizar varias recomendaciones que me gustaría compartir, propias de los actos solemnes, un espacio cortés, de respeto al dolor ajeno, a la persona doliente.

Aclaro, somos conocedores que el sentimiento de dolor, muchas veces va por dentro, que las culturas van cambiando y la prioridad siempre va hacer el ser, y aunque lo externo siempre será efímero, en momentos como estos; ante el no saber qué hacer, acogerse y tener presente las sugerencias, puede causar mejor comodidad.

Pensado en los eventos fúnebres de este lado del mundo, un acto que es concebido formal y social, recuerde:

  • Vale la pena usar colores neutros.

Incluso, ya hay decesos que son planificados y siempre tenemos en nuestro armario prendas con tonos de colores sobrios, como el negro, gris, blanco o morado, su presencia, simboliza “el respeto que se tenía por el difunto, sus familiares y el dolor por su pérdida”, es un espacio de muchos sentires.

  • Oportuno siempre será enviar flores.

El círculo por ejemplo, es símbolo de continuidad y eternidad, por ello las coronas de flores, enviar de estas, dejará un mensaje de solemnidad y armonía entre los familiares y culto al fallecido, por favor enviar con corta nota, preferiblemente escrita a puño y letra, no llegar con ellas.

  • La mejor muestra de aprecio, ser puntual.

Si de respeto se trata, no hacerse esperar es la clave en este trance lúgubre, quien sufre la pérdida de un ser querido estará concentrado en las primeras etapas del duelo, sin embargo también esperan muestras de afecto de sus allegados, ser puntuales a la cita es sinónimo de aprecio, tanto para el fallecido, como al doliente.

  • Dar el pésame.

Este momento es único, no exagerar en palabras es clave, un mensaje, propio, corto y conciso, si conoces o desconoces al familiar del fallecido, un abrazo nunca estará de más, este acomoda el alma, deja saber la compañía, da ánimo y expresa también condolencias. 

  • Uso de la cinta en forma de lazo de color negro en la prenda de vestir. 

Ya menos frecuente, generaciones que desconocen el significado de solidaridad de quien porta este lazo en su ropa, quien lo lleva puesto, deja un mensaje claro de empatía ante el momento adverso, de educación, de efecto.

  • En todos los instantes, cuida el comportamiento.

Estamos ante una situación que puede movilizarnos, evocar recuerdos, sino estás preparado, solo está por un corto tiempo, regular las emociones será de gran ayuda para el dolorido. Haz un llamado a la prudencia, ante el uso de los equipos móviles, temas, tono y volumen de la voz.

  • Como en los mejores momentos de la vida, se amable, que nadie se quede sin ser invitado.

Aunque cada vez es menor la asistencia presencial, por las responsabilidades y distancia de los seres queridos, siempre se debe invitar a las personas con las que tenía contacto el difunto, trascender del contexto familiar, por ejemplo, hacer llegar la noticia a sus compañeros de empleo, equipo de juegos, educación, iglesia entre otros, es lo sensato. 

  • Firmar el libro de condolencias.

En los servicios exequiales, con el propósito de quienes asistan, dejen registrados en estos libros, un mensaje de honra y tributo al fallecido, que muy seguramente harán lectura los familiares en su momento, se esperan palabras de corazón, reales, exaltando y reconociendo las cualidades y dones del difunto.

Siempre será un tema difícil el de los funerales, son sinónimo de perdida y dolor, pero sí de facilitar el proceso se trata, la idea es que no se sientan juzgados, eres la misma persona si cuidas o no de las recomendaciones facilitadas anteriormente; un ser maravilloso, que la vida le ha premiado con un lucero en el firmamento, que ahora cuidará de su sendero.