¿Camino a la autocracia? Medios piden a Petro bajarle el tono a su discurso contra la prensa

Los constantes ataques en la plaza pública y redes sociales del presidente contra periodistas y casas editoriales puntuales han provocado la agresión contra muchos en las capitales y regiones. Esto ha venido ahondando la polarización y sembrado el temor de que la democracia colombiana degenere en dictadura.

Desde su llegada a la Casa de Nariño, Gustavo Petro ha dedicado gran parte de sus mensajes en redes sociales y tiempo en sus discursos para arremeter contra medios de comunicación que le hacen seguimiento y control a sus gestión administrativa, esto implica, como es apenas obvio, develar los muchos problemas e inconvenientes que hay no solo en los movimientos que realizan las personas nombradas por él distintos cargos públicos, sino también, analizar las pros y  contras de las reformas propuestas al Legislativos y que hoy parecen naufragar.

Este discurso que raya en lo antidemocrático ha motivado en distintas zonas del país a muchos de sus seguidores a atacar a periodistas de varios medios de comunicación a los que Petro ha acusado de secundar a sus enemigos políticos en lo que él ha catalogado como un golpe de Estado blando.

Prueba de esto, fueron las agresiones que sufrieron los reporteros de Caracol Radio, RCN Radio y Televisión, Revista Semana, El Tiempo y Blu Radio en el desarrollo de las marchas convocadas por el presidente, evento en el que sin ningún pudor y delante de muchos de sus seguidores, arremetió contra la libertad de prensa, insinuando que algunos medios de comunicación en particular tenían el control de organismos judiciales como la Fiscalía y el Cuerpo Técnico de Investigaciones de esa entidad.

El pasado domingo, dos de los más respetados medios de comunicación en Colombia, El Tiempo y El Espectador, publicaron en sus editoriales duros reclamos al presidente por el constante vilipendio a la prensa nacional. 

En la nota editorial titulada El presidente y la prensa , el diario El Tiempo cuestiona que Petro, tras ver en un punto bajo su aprobación y la de la vicepresidente Francia Márquez, asegure que los datos arrojados por las firmas encuestadoras son falsos únicamente porque no le favorecen, con el agravante de señalamientos racistas contra varios sectores de la prensa que han venido develando escándalos e inconsistencias en su gobierno, que contradicen en muchos aspectos el discurso que durante años ha venido manejando.

“Ha puesto en duda las encuestas que publica la prensa, a las que tildó de “mentirosas” por no reflejar que su proyecto político sigue conservando, según dijo, las mayorías en el país, cuando es claro que existe un amplio sector que no comulga con sus ideas y que, en todo caso, él está llamado a gobernar para toda la población; ha señalado que hay medios, como ‘Semana’, que les dan órdenes a agencias judiciales. Y sorprendió con su afirmación de que la prensa “odia” a la vicepresidenta Francia Márquez “por su color de piel””, dice el Editorial dominical de El Tiempo en uno de sus apartes.

Advierte además el medio de comunicación, que estas afirmaciones faltan a la verdad, pues, hace acusaciones a nivel general poniendo en riesgo la vida de muchos de los periodistas que en las capitales y las regiones ejercen su trabajo con dignidad y buena fe.  

Opinión similar tiene el diario El Espectador sobre la actitud beligerante de Petro contra la prensa, a la que acusa de querer implantar un discurso donde se muestra como la víctima de un ejercicio periodístico direccionado desde distintos sectores de oposición.

“Su obsesión con denunciar un supuesto golpe de Estado blando en su contra, al posicionarse a sí mismo como una víctima y a sus críticos como los perpetradores de una conspiración antidemocrática, lo llevó a sembrar más división y polarización, como si hiciera falta en este país desmembrado. Ante su evidente falta de gobernabilidad e incapacidad de persuasión a las fuerzas políticas diversas, el mandatario ha decidido atrincherarse en el populismo y el victimismo, adoptando estrategias de autocracias extranjeras y despertando más temores para los tres años que quedan de su mandato”, se lee en el editorial en comento.

Ambos periódicos coinciden en que los cuestionamientos y reclamos que se tengan sobre la ejecución del trabajo de los medios de comunicación, deben tramitarse atendiendo a los mecanismos establecidos por la Constitución y la Ley para tales fines, más aún, cuando éstos provienen de una figura política que encarna la unidad nacional, pero, que con sus actuar lo único que hace es dinamizar la polarización.

Desde El Tiempo aseguran que el presidente “con su proceder le apunta a un pilar fundamental para el bienestar de la democracia”, además, le recuerdan que históricamente, en un país tan violento como Colombia en los últimos 50 años “han sido los medios los que han puesto decenas de periodistas asesinados, desterrados y amenazados por su tarea de informar, investigar y opinar”, asimismo, que precisamente, en los países verdaderamente democráticos “es en los medios donde tienen lugar la discusión de ideas, la controversia de opiniones y el siempre necesario escrutinio público”.

Mientras tanto, en El Espectador le recuerdan que sus bajos números en las encuestas y la percepción negativa sobre su gobierno es solamente su responsabilidad por cuenta de su constante victimización y posicionamiento en la opinión pública de un discurso peligroso, semejante al que utilizaron en el pasado figuras latinoamericanas tristemente célebres por la degeneración de las estructuras democráticas de sus naciones.

“Su obsesión con denunciar un supuesto golpe de Estado blando en su contra, al posicionarse a sí mismo como una víctima y a sus críticos como los perpetradores de una conspiración antidemocrática, lo llevó a sembrar más división y polarización, como si hiciera falta en este país desmembrado. Ante su evidente falta de gobernabilidad e incapacidad de persuasión a las fuerzas políticas diversas, el mandatario ha decidido atrincherarse en el populismo y el victimismo, adoptando estrategias de autocracias extranjeras y despertando más temores para los tres años que quedan de su mandato”, se lee en la nota de El Espectador.

Finalmente, le solicitan “evitar una narrativa de confrontación” y por el contrario, en aras de minimizar los efectos de sus constantes ataques “propiciar espacios de diálogo que faciliten la explicación de las reformas del Ejecutivo, escuchar más y aceptar la crítica como un ejercicio propio de las democracias maduras”.  En ese sentido, le recuerdan “los esfuerzos que han hecho los medios en general, incluido este diario (El Tiempo), en promover debates, foros, entrevistas con funcionarios, notas editoriales y columnas de opinión con el propósito de abrir la discusión democrática sobre los alcances de los programas de gobierno”, y le aseguran que a pesar de su animadversión, lo seguirán haciendo.