Estados Unidos sigue con su programa de energías renovables centrándose en incentivos y precios competitivos para los ciudadanos, aunque existe una gran dificultad relacionada con la acumulación de residuos de los paneles que se incrementarán con el paso de los años.
La generación de energía a través de paneles solares que se convirtió en una maravillosa oportunidad para miles de ciudadanos por los bajos costos, hoy se está desmoronando por los trágicos efectos de los desechos electrónicos utilizados.
En California, por ejemplo, desde el año 2006 se incentivó el uso de energía solar a través de paneles, para ello se entregaron auxilios avaluados en 3300 millones de dólares a los propietarios de viviendas que decidieran instalarlos. Incluso, se creó la Iniciativa Solar de California en el marco de la Comisión de Servicios Públicos de California.
La iniciativa superó las expectativas, se han instalado más de 1,3 millones paneles y la energía ahora representa el 15% de la energía del estado.
Entre tanto, en Estados Unidos, en el 2021 se instaló un nuevo proyecto solar cada 60 segundos, según informó Solar Energy Industries Assn, y se espera que la industria solar cuadruplique su tamaño entre 2020 y 2030.
Dilema
Sin embargo, la ambiciosa apuesta hoy está a punto de desmoronarse por la ausencia de un plan integral para tratar los panales cuando culmina su vida útil.
Y es que dentro de los mayores riesgos que hoy enfrentan las ciudades en el mundo, es el ciclo de vida de los paneles fotovoltaicos que podrían oscilar entre los 25 y 30 años, aunque no tienen un límite fijo.
El 80% de un panel fotovoltaico típico está hecho de materiales reciclables, desmontarlos y recuperar el vidrio, la plata y el silicio es extremadamente difícil.
A esto se suma, el transporte de los paneles ya con su ciclo de uso a lugares donde se procesen este tipo de residuos peligrosos, que son casi inexistentes y en muchas ocasiones terminan contaminando las aguas subterráneas con metales como el plomo, selenio y el cadmio.
De acuerdo con Sam Vanderhoof, experto en la industria solar y director ejecutivo de Recycle PV Solar, solo el 1 de cada 10 paneles se recicla realmente, según los datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables.
«No cabe duda de que en la próxima década aumentará el número de paneles solares que entrarán en el flujo de residuos», manifestó AJ Orben, vicepresidente de We Recycle Solar, una empresa con sede en Phoenix que desmonta los paneles y extrae los metales valiosos mientras elimina los elementos tóxicos.
Dinámica económica
Pese a estas notables consecuencias, la energía solar es un mercado que viene creciendo, en algunos casos, los tiempos de sustitución se acelerarán, haciendo posible, que estos terminen en las afluentes de agua por ser elementos electrónicos difíciles de reciclar.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), “se prevén grandes cantidades de residuos anuales para principios de 2030 y podrían totalizarse 78 millones de toneladas para el año 2050”, una cantidad asombrosa.
No obstante, el grupo de investigadores de la Harvard Business Review, indicó basado en su modelo de predicción, que se incrementarían los residuos más de lo que indica IRENA.
Se producirían 50 veces más residuos en solo cuatro años, es decir, cerca de 315.000 toneladas métricas de residuos, según una estimación de una relación peso/potencia de 90 toneladas por MW. Esto sería solo en el caso de paneles residenciales advierten los expertos.
Es por esta razón que se busca que los clientes mantengan los paneles por lo menos durante todo el ciclo de vida, es decir 30 años.
Sin embargo, algunos consumidores deciden realizar una sustitución anticipada basados en tres aspectos, el precio de la instalación; tasa de compensación, es decir, la tarifa actual de la energía solar vendida a la red y finalmente, la eficiencia del módulo.
Los beneficiarios siempre van a preferir disminuir costos y adoptarán el cambio de su panel a una no última generación que en el mercado suelen ser más baratos y eficientes, aunque su equipo esté en buen estado, pero no genere los mismos voltios de energía que en sus inicios.
Afectaciones
La puesta en marcha del proyecto solar Yellow Pine, uno de los cuatro grandes desarrollos de energía solar iniciados en el sur de Nevada a través de la Ley de Desarrollo de Energía Renovable de Tierras públicas que incentiva la producción de energía eólica, solar y geotérmica en tierras públicas generó un daño ambiental.
Con el proyecto que se espera generar 500 megavatios de electricidad para más de 100.000 hogares utilizando paneles solares fotovoltaicos para finales del 2022 y generar más de 300 trabajos de construcción y aproximadamente 23 millones de dólares en ingresos fiscales para el condado de Clark durante una década de ejecución del proyecto, ya deja unas nefastas consecuencias según los ambientalistas.
En el lugar donde se desarrolla el proyecto había tortugas, una especie amenazada en Nevada desde 1990, lo que obligó a un grupo de biólogos a reubicar 139, en el lapso de algunas semanas, 30 tortugas fueron asesinadas por tejones.
La pérdida de las tortugas deja entre ver los desafíos de llevar fuentes de energía alternativas al desierto de Mojave y al mismo tiempo proteger su biodiversidad.
Entre tanto, los desarrolladores del proyecto Solar Yellow Pine instalarán una valla de exclusión de tortugas antes de pasar a la siguiente etapa de desarrollo a finales del año en curso. Luego, el monitoreo de las tortugas pasará a manos del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.
Los expertos solicitan que los desarrolladores del proyecto financien una tarifa para el monitoreo de estos animales, ya que fueron sacados de su hábitat natural para desarrollar esta iniciativa solar.