La entidad autónoma advierte riesgos derivados del déficit fiscal, la ampliación de las necesidades de financiamiento del Gobierno y la creciente exposición del sistema financiero a TES, factores que podrían amplificar choques externos en un entorno volátil.
El Banco de la República publicó su evaluación semestral sobre la estabilidad financiera del país y concluyó que el sistema mostró una recuperación apreciable entre marzo y septiembre de 2025. La entidad evidencia un repunte del crédito, mejoras en los indicadores de mora, mayor rentabilidad y niveles de solvencia superiores a los mínimos regulatorios. En paralelo, identifica riesgos derivados del frente fiscal y de la sensibilidad creciente del mercado de TES.
Uno de los elementos destacados del documento señala que “los activos totales de los establecimientos de crédito retomaron variaciones reales positivas tras dos años de comportamiento negativo, impulsados por la recuperación de la cartera y por una mayor participación de inversiones en títulos de deuda pública”.
Esa tendencia se combina con un avance generalizado de las modalidades de crédito, especialmente vivienda, microcrédito y comercial, de hecho, según el reporte, la calidad del este tipo de obligaciones viene corrigiéndose desde comienzos del año.
Uno de sus ejes relevantes del informe indica que “la cartera continuó su proceso de mejora, con reducciones en los indicadores de mora y en la necesidad de provisiones, lo que fortaleció los resultados financieros y contribuyó a la estabilidad general del sistema”. Esta evolución, insisten, permitió que las entidades consolidaran mejores márgenes y redujeran el número de establecimientos con pérdidas.
Aunque reconoce avances amplios, también describe vulnerabilidades críticas. En un análisis sobre la situación fiscal, advierte que “la ampliación del déficit del Gobierno Nacional y el incremento de sus necesidades de financiamiento han elevado la prima de riesgo, afectado la valoración de los TES y aumentado la exposición del sistema financiero a episodios de volatilidad”.
En ese sentido y dada la realidad, sostiene, muy a pesar de la opinión del Ejecutivo y sus instituciones dependientes, la calificación soberana actual y la incertidumbre fiscal incrementan la sensibilidad del sector a choques externos.
El Emisor también analiza riesgos asociados al tipo de cambio. El reporte recuerda que “una reversión súbita de la depreciación podría presionar el costo del endeudamiento externo de empresas y del propio Gobierno, además de deteriorar la posición financiera de agentes con obligaciones en moneda extranjera”.
Otro punto relevante se relaciona con la interconexión entre entidades bancarias y no bancarias. El Banco subraya que la concentración de inversiones en TES dentro de ambos segmentos amplifica los canales de transmisión de un choque si llegan a presentarse caídas súbitas en los precios de los títulos.
Finalmente, la autoridad monetaria enfatiza que la resiliencia observada no garantiza inmunidad ante cambios abruptos en los mercados. Finalmente, concluye que “la solidez actual requiere disciplina fiscal, monitoreo continuo del riesgo de mercado y esfuerzos para disminuir la vulnerabilidad asociada al financiamiento del Gobierno”. De acuerdo con el Banco, el seguimiento será permanente y en coordinación con la red de seguridad financiera para preservar el crédito y el funcionamiento de los pagos en la economía.



