Erario al límite: déficit total cerraría en 6,7% del PIB, según proyección del CARF

Aunque el recaudo mantiene un crecimiento positivo, no alcanza los niveles proyectados por la DIAN y el gasto primario avanza por encima del marco fiscal. El mayor uso de deuda de corto plazo añade presión a la sostenibilidad de las finanzas públicas.

El seguimiento fiscal publicado por el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) ofrece una radiografía inquietante del comportamiento de las cuentas del Gobierno Nacional. Si bien el recaudo tributario continúa avanzando, su ritmo no es suficiente para compensar el incremento del gasto ni contener el deterioro del balance fiscal.

Según el informe, el recaudo neto llegó a $210,2 billones al cierre de septiembre, un crecimiento del 9,3% frente al año anterior. Aun así, continúa por debajo de la ruta fijada por la DIAN: la brecha acumulada asciende a $6,7 billones. El rezago se concentra sobre todo en el impuesto de renta, cuyo comportamiento se encuentra $6,1 billones por debajo de la meta mensualizada.

Mientras tanto, el gasto primario avanza con mayor velocidad. En nueve meses alcanzó 14,9% del PIB, un aumento de casi un punto frente a 2024 y 1,6 puntos por encima del promedio observado entre 2021 y 2024. El gasto total, que incluye intereses, ya llega a 18,4% del PIB. Proyecciones del CARF indican que el gasto primario cerraría el año en $362,2 billones, cifra que supera en $9,2 billones la meta del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP).

La inversión pública explica buena parte de esa dinámica. Solo a septiembre, el monto ejecutado asciende a $37,7 billones, lo que ya desborda la meta anual prevista en el MFMP. Si se mantiene el comportamiento actual, el año concluiría con $53,1 billones en inversión, el nivel más alto desde 2015.

A esto se suma un deterioro acelerado del perfil de deuda. El Gobierno corrigió la cifra de deuda bruta a 66% del PIB —el nivel más alto de la historia reciente— tras incorporar el pasivo asociado al Total Return Swap. El aumento mensual fue de 3,9 puntos del PIB. Además, el financiamiento de corto plazo sigue ganando terreno: TCOs y pagarés ya representan 20,6% de la financiación interna, el doble del promedio de los últimos cuatro años.

Las operaciones de manejo de deuda han permitido un alivio parcial. Los siete canjes ejecutados en 2025 redujeron el gasto en intereses en 1,3% del PIB, y la recompra de bonos globales añade un efecto adicional, aunque marginal. Aun con ese alivio, el Comité prevé que el déficit primario cierre en 3,4% del PIB, un punto por encima de la meta del Gobierno y del resultado observado en 2024. El documento advierte que este comportamiento supone un deterioro estructural de la posición fiscal.

El balance total, que incluye intereses, llegaría a 6,7% del PIB. Aunque sería menos negativo que la meta del MFMP, la mejora no proviene de un fortalecimiento del recaudo ni de un ajuste del gasto, sino del efecto puntual de las operaciones de deuda.  El reporte también señala una caída notable en la caja del Tesoro: en octubre el saldo bajó a $10,3 billones, tras una reducción mensual de $7,1 billones.

Paralelamente, el portafolio de TES de la Nación aumentó en $4 billones, reflejando un mayor uso de emisiones para responder a necesidades de liquidez.  

Ante estas señales, el CARF enfatiza que para cumplir con el MFMP sería necesario ajustar a la baja el Plan Anual de Caja en $4,5 billones.  No obstante, el margen es reducido: la inversión ya superó la meta anual y la reserva presupuestal de 2025 se proyecta en $40,2 billones, lo que trasladará presión al escenario fiscal de 2026.