Este caso confirma una tendencia denunciada por Indepaz: el desplazamiento de la violencia selectiva hacia áreas urbanas donde confluyen estructuras criminales y alertas tempranas no atendidas. Las advertencias de la Defensoría del Pueblo describen un riesgo sostenido que no se desacelera.
El asesinato de la líder social Cruz Magnolia Sánchez en Cali no solo suma otro caso a la lista de hechos violentos, sino que revela la persistencia de un patrón nacional que no muestra señales de desaceleración. Con su muerte, ocurrida tras un ataque sicarial en la avenida 6 Norte, Indepaz registra en su contabilizador 169 líderes y defensores de derechos humanos asesinados en lo corrido de 2025, una cifra que mantiene la tendencia ascendente documentada durante los últimos años.
La organización ha señalado con preocupación, que, aunque históricamente la violencia selectiva se concentraba en zonas rurales, durante 2024 y 2025 se ha observado un traslado progresivo hacia entornos urbanos donde confluyen estructuras armadas, crimen organizado y dinámicas de control social. El caso de Sánchez —líder comunitaria y exjueza de Paz— ocurrió en un sector estratégico de Cali, ciudad incluida en varias Alertas Tempranas por el incremento del riesgo para liderazgos visibles.
De acuerdo con la AT 013/25, Cali enfrenta la imposición de normas, toques de queda informales y otras formas de control ejercidas por grupos armados, mientras que la AT 012/25 la ubica como un nodo de operaciones urbanas, reclutamiento y refugio para diversas estructuras ilegales. Estas advertencias se suman a la AT 019/23, que describe un escenario sostenido de amenazas y homicidios contra defensores de derechos humanos en el país.
La presencia de grupos como el ELN, el Bloque Occidental Comandante Jacobo Arenas, la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano, el Clan del Golfo y bandas locales en la capital del Valle del Cauca confirma la complejidad del panorama.
Según la ONG, este entorno explica por qué los homicidios contra líderes han dejado de ser un fenómeno exclusivamente rural para consolidarse también en ciudades intermedias y principales.
Finalmente, con el caso de Cruz Magnolia Sánchez, los datos de Indepaz ratifican que la violencia contra liderazgos sociales continúa siendo sistemática, previsible y concentrada, incluso en territorios donde existen advertencias explícitas de riesgo. Asimismo, la cifra de 169 asesinatos en 2025 refuerza la preocupación por la insuficiencia de las medidas de protección y por la expansión del control criminal en el país.



