Su intervención, centrada en advertencias sobre un “colapso” y en acusaciones contra potencias occidentales, generó lecturas divididas entre delegaciones que reconocen la urgencia climática, pero advierten sobre el costo político y diplomático que estos señalamientos podrían acarrear para Colombia.
El presidente Gustavo Petro empleó su discurso de apertura en la COP30 para enviar un mensaje de fuerte tono político a las principales potencias occidentales, especialmente a Estados Unidos y Europa. Aunque su intervención estuvo centrada en la urgencia climática, el énfasis en críticas directas a líderes y gobiernos abrió un debate sobre las implicaciones que podría tener este posicionamiento para las relaciones exteriores de Colombia.
Desde Belém, Petro afirmó que la humanidad enfrenta una situación crítica y que las grandes economías no han respondido con la velocidad necesaria. “Después de 29 COP y miles de discursos, estamos ante un fracaso. La ciencia lo mide en grados de temperatura y leyes de la termodinámica, y aun así la codicia de las grandes corporaciones energéticas ha prevalecido sobre la vida”, señaló, en una primera crítica amplia al sistema energético global.
En una segunda arremetida, el mandatario advirtió que el planeta ingresó a una fase irreversible del calentamiento. “No estamos hablando de metáforas. El mundo pasó del cambio climático a la crisis climática y ahora al punto de no retorno. No es un apocalipsis literario. Es un apocalipsis real que puede significar la muerte general de la existencia”, dijo, al insistir en que la inacción de las potencias está acelerando el deterioro ambiental.
Sin embargo, el momento más tenso del discurso se dirigió al presidente estadounidense, cuya ausencia en la COP30 calificó como una muestra de negación científica. “El señor Trump está equivocado. Si Estados Unidos no se mueve hacia la descarbonización, está 100% equivocado. Al no venir aquí lo demuestra: Trump está contra la humanidad”, afirmó.
Estas declaraciones que generaron reacciones inmediatas entre las delegaciones de América del Norte y Europa. La intervención también cuestionó la política energética europea, señalando que el aumento del gasto militar podría desplazar recursos destinados a la transición climática.
Diplomáticos consultados en la cumbre por medios internacionales, señalaron que, si bien el mensaje subraya la urgencia ambiental, el tono empleado podría tensar la interlocución con actores clave para la financiación de proyectos en Colombia, especialmente en materia de transición energética, cooperación climática y acceso a mercados.
Al final de su discurso, Petro reiteró su propuesta de un acuerdo global de 500.000 millones de dólares para expandir energías renovables en América Latina y anunció una reunión en Santa Marta, el 9 de noviembre, para explorar una “alianza por la vida con mandatarios latinoamericanos y europeos”.



