La senadora y aspirante presidencial denuncia el vínculo entre narcotráfico y destrucción ambiental en la Amazonía, y propone una estrategia basada en autoridad, tecnología y presencia estatal frente a lo que califica como “diálogos con criminales”.
En un momento en que la Amazonía colombiana enfrenta una de las tasas de deforestación más alarmantes de la última década, la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal ha lanzado una contundente advertencia: la supervivencia del pulmón del país no depende solo de políticas ambientales, sino, esencialmente, de seguridad y autoridad estatal.
En un mensaje publicado en su cuenta de X Cabal no solo vinculó directamente al narcotráfico con la devastación ecológica, sino que cuestionó abiertamente la estrategia del gobierno actual en materia de seguridad.
«El narcotráfico no solo envenena a nuestros jóvenes, también destruye la Amazonía. Mientras el gobierno dialoga con criminales, yo me comprometo a enfrentarlos con fuerza, tecnología y autoridad. Porque sin seguridad, no hay selva que sobreviva, ni país que prospere», escribió la congresista, en una declaración que ha reavivado el debate sobre el enfoque del Estado frente a los grupos armados en zonas estratégicas del sur del país.
Una denuncia con sustento
Lejos de ser una afirmación retórica, la postura de Cabal se encuentra respaldada en múltiples informes técnicos. Según aumentó, con 107.000 hectáreas perdidas a nivel nacional, un incremento del 35 % respecto a 2023. La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) ha señalado reiteradamente que al menos el 70 % de esa deforestación está asociada a actividades ilícitas: cultivos de coca, minería ilegal y la tala ilegal para apertura de vías por parte de estructuras narcotraficantes y disidencias.
En departamentos como Guaviare, Caquetá y Putumayo, zonas históricamente abandonadas por el Estado, estas redes criminales delinquen con total impunidad, desplazando comunidades indígenas, contaminando ríos y quemando selva para expandir sus economías ilegales. Lo que propone Cabal no es una postura belicista, sino una exigencia de restablecimiento del orden republicano. No se puede proteger un ecosistema si no se garantiza primero la presencia legítima del Estado.
Frente a los diálogos, una apuesta por la autoridad
La crítica de Cabal al “diálogo con criminales” apunta directamente a la política de “paz total” impulsada por el gobierno de Gustavo Petro, cuyas negociaciones con grupos como el ELN han sido cuestionadas por sectores de la oposición por carecer de resultados concretos en materia de desescalamiento de la violencia o reducción de cultivos ilícitos.
En contraste, la senadora propone una hoja de ruta clara, fuerza institucional respaldada por inteligencia satelital, drones, georreferenciación en tiempo real y operativos conjuntos del Ejército, la Policía y la Fiscalía, coordinados con las comunidades locales y los pueblos originarios. Según Cabal, no se trata de militarizar la Amazonía, sino de desmilitarizarla de los criminales, las comunidades indígenas no piden diálogos con narcos; piden que el Estado cumpla su deber de protegerlas.
Una visión integral: seguridad y medio ambiente van de la mano
Lo más destacable del discurso de Cabal es su enfoque integral. Rompe con la falsa dicotomía entre “seguridad vs. medio ambiente ambas agendas son inseparables. En su visión, no puede haber conservación sin control territorial, ni desarrollo sostenible sin justicia.
En un escenario político marcado por la polarización y la retórica vacía, María Fernanda Cabal emerge como una figura que no teme nombrar al enemigo real: las estructuras criminales que, bajo la complicidad del abandono estatal o de políticas ambiguas, están llevando a la Amazonía al borde del colapso ecológico. Y en eso radica su fuerza: no promete utopías, sino orden; no diálogo con victimarios, sino protección para las víctimas y para la selva.
Porque, como ella lo reitera con firmeza: “Sin seguridad, no hay selva que sobreviva, ni país que prospere”. Y Colombia, hoy más que nunca, necesita líderes dispuestos a defender ambas.