Una campaña liderada por el astro, propone que la ONU reconozca esa identidad compartida por 45 millones de hinchas. Flamengo se reafirma como un fenómeno cultural que trasciende el deporte y la geografía. El movimiento busca consolidar internacionalmente una identidad que ya late en Brasil y en todo el mundo.
Flamengo, uno de los clubes de fútbol más seguidos de Brasil, ha convertido la irreverencia en bandera con una campaña inédita: solicitar a la ONU el reconocimiento de la Nación Rubro-Negra como la primera “nación simbólico-cultural” del planeta.
La iniciativa se presentó en el estadio Maracaná con un emotivo discurso de Zico, transmitido por FlamengoTV, que encendió el orgullo colectivo de millones de hinchas. “Si fuéramos un país, seríamos la 36ª población del mundo. Somos más de 45 millones de personas unidas por una misma bandera, por una misma cultura y por un mismo sentimiento que atraviesa generaciones”, afirmó el ídolo, en un mensaje que situó al Flamengo como fenómeno global.
Esta propuesta tiene como finalidad movilizar a la torcida para firmar una petición digital (peticao.flamengo.com.br) que refuerce la identidad del club más allá del fútbol. No se trata de un trámite diplomático real, sino de una acción simbólica que apunta a consolidar al Flamengo como expresión cultural universal.
En su intervención, Zico remarcó que la fuerza del Flamengo no depende de fronteras: “una nación que no se define por la geografía, sino por el sentimiento colectivo. Que tiene música, historias, héroes, costumbres y tradiciones. Y, sobre todo, un pueblo repartido por todo el planeta. Eso es la Nación Rubro-Negra”.
La campaña fue diseñada por la agencia Artplan y ejecutada en plataformas digitales por Quintal, con activaciones que buscan impactar en Brasil y en el extranjero. La presencia de Adriano, el “Imperador”, dio un toque adicional de irreverencia: la Nación Rubro-Negra no solo tiene un “Rey” en Zico, sino también un “Emperador” entre sus íconos.
Finalmente, vale la pena mencionar, que con más de 45 millones de aficionados, cifra que colocaría al Flamengo como la 36ª población mundial si fuera un país, el club busca demostrar que su grandeza trasciende lo deportivo. La campaña simboliza una identidad compartida que ya se vive como nación cultural y que ahora aspira a validación internacional.



