En su más reciente informe, Naciones Unidas advierte que solo en julio más de 6.800 civiles fueron víctimas de ataques, mientras crecen los casos de confinamiento, desplazamiento forzado y uso de explosivos.
El último Informe de Situación Humanitaria de Naciones Unidas encendió las alarmas sobre el aumento de la violencia y las afectaciones a comunidades en distintas regiones de Colombia. Según el reporte, en julio 6.880 civiles fueron víctimas de ataques directos, una cifra 17 veces superior a la registrada en el mismo mes de 2024. Cauca, Amazonas y Nariño figuran entre los departamentos más golpeados.
Uno de los fenómenos más graves es el confinamiento de la población civil. En los primeros siete meses del año, 113.000 personas quedaron bajo encierro forzado, lo que representa un aumento del 52 % frente al mismo periodo del año anterior. Los departamentos con mayor impacto son Cauca, Chocó, Guaviare y Valle del Cauca, donde se registraron restricciones a la movilidad impuestas por grupos armados no estatales en el marco de paros armados y enfrentamientos rurales.
El desplazamiento forzado también muestra una tendencia alarmante. Entre enero y julio, al menos 74.400 personas fueron víctimas de desplazamientos masivos, un incremento del 85 % respecto a 2024. A esta cifra se suman más de 57.000 desplazados individuales, con mayor concentración en Norte de Santander, Bolívar, Cauca y Valle del Cauca.
El informe además advierte sobre el repunte en el uso de artefactos explosivos, que aumentó un 94 % en comparación con el año pasado, afectando a 5.351 personas. Naciones Unidas documentó la utilización de minas antipersonal, trampas explosivas e incluso drones con cargas explosivas, lo que incrementa el riesgo para comunidades especialmente en Cauca, Norte de Santander y Antioquia.
