Palmicultores del Cesar se declararon seriamente amenazados ante la pudrición del cogollo y aseguran que este importante renglón de su economía se encuentra en riesgo por la magnitud que ha registrado la enfermedad.
Una multitudinaria convención entre los principales agentes vinculados con la producción de palma en el país, tales como Cenipalma, Fedepalma, el ICA y los núcleos palmeros del departamento del Cesar, manifestaron su preocupación ante la amenaza de la pudrición del cogollo e hicieron una invitación a la unidad para combatirla.
“Es oportuno enfrentar con mayor rigor este problema fitosanitario que ha afectado las plantaciones de varios departamentos de la Costa Caribe colombiana”, manifestó Alexandre Cooman, director general de Cenipalma.
Específicamente, en Magdalena afectó 26.000 hectáreas de las cuales 12.500 ya han sido eliminadas al no poder detener la enfermedad, lo cual significó severas pérdidas económicas y afectaciones sociales.
De las anteriores ya se han renovado 3600 hectáreas con cultivares resistentes a la PC y se espera que al finalizar el 2023 estén renovadas otras 7000 adicionales.
El megaforo se realizó en la capital del Cesar (Valledupar) en el que hubo más de 200 asistentes entre productores, técnicos de plantación, tomadores de decisión e incluso, representantes de los bancos.
Cooman hizo un llamado a todos los actores de esta agroindustria para que sumen esfuerzos y se preserve esta importante actividad económica, responsable de la producción del 15% del total del aceite de palma crudo a nivel nacional, y de la generación de más de 25.700 empleos entre directos e indirectos.
Incidencia ostensible en el Cesar
Actualmente el Cesar es un productor potencial del Caribe, de hecho, en 23 de los 25 municipios tiene 77.869 hectáreas sembradas en palma de aceite, y en este departamento se encuentran en operación ocho plantas de beneficio palmero.
La alerta fitosanitaria es agobiante por el rápido aumento de casos de Pudrición del cogollo que en solo seis meses -entre julio de 2022 y enero de 2023- registró un incremento de 143.000 casos.
“Entre enero 2015 y enero de 2023 se calcula que 2214 hectáreas han sido afectadas, lo cual representa una incidencia actual del 0,7 %. Si bien esta cifra pareciera baja, por el contrario, constituye una gran amenaza teniendo en cuenta la capacidad de dispersión de la enfermedad y el impacto que esta genera por la consecuente atracción de una de las plagas de más difícil control en la palma de aceite: el picudo negro de la palma (Rhynchophorus palmarum)”, explicó.
Consideró que los focos de la enfermedad que se han detectado son aislados, lo cual facilita su manejo y contención.
Trabajo articulado
“Debemos trabajar de manera articulada, con un plan regional claro mediante el cual se asuman compromisos concretos, en donde todos los actores de la palmicultura asumamos la responsabilidad que nos compete, la problemática podría salirse de control”, afirmó.
Las buenas labores agronómicas como el manejo adecuado de drenajes, evitar encharcamientos, realizar censos fitosanitarios, manejo nutricional y prácticas curativas de la PC, no se pueden aplazar.
Fedepalma y Cenipalma serán facilitadores y articuladores del proceso y ofrecerán las tecnologías necesarias para la prevención y gestión curativa, por su parte el ICA haciendo cumplir las normas, Finagro y la banca, llámese Banco Agrario o banca privada, ofreciendo a los palmicultores los instrumentos financieros necesarios para controlar y/o renovar.
Recordó que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y Finagro, ha dispuesto $150.000 millones para financiar Líneas Especiales de Crédito, LEC, para el sector agropecuario.
“Ante la presencia de la enfermedad no nos quedemos pasivos. No esperemos a que nos llegue el problema para ahí sí ponernos al día con las buenas prácticas preventivas. Apoyémonos en el núcleo, en Cenipalma y en el ICA, no actuemos de manera aislada, hagamos parte de un equipo, y entre todos seamos parte de la solución del problema”, concluyó.