Un demoledor informe de la Contraloría General de la República reveló que más de la mitad de las regalías del país han sido mal direccionadas, y que miles de millones de pesos invertidos en las regiones no se han traducido en desarrollo real ni reducción de la pobreza. Entre 2021 y 2022, se financiaron 5.426 proyectos por más de 23 billones de pesos, pero a diciembre de 2024, solo el 63 % se había completado.
El estudio, titulado “Las paradojas de las regalías en Colombia. La escasez de resultados frente a la abundancia de recursos”, documenta que los recursos del Sistema General de Regalías han terminado financiando obras inconclusas, con sobrecostos, baja ejecución y, en muchos casos, sin impacto real en la calidad de vida.
Uno de los principales hallazgos es la desproporción en la asignación de recursos: el sector transporte absorbió $7 billones, mientras que áreas clave como salud, educación y ambiente fueron relegadas, incluso en territorios con necesidades urgentes. Más del 50 % de los departamentos concentraron su inversión en vías, muchas de las cuales han resultado costosas, ineficientes y difíciles de mantener.
“La falta de planificación, estudios técnicos y capacidad institucional ha convertido las regalías en una oportunidad perdida para superar la desigualdad”, advierte la Contraloría. Municipios de categoría 5 y 6, que deberían beneficiarse prioritariamente, carecen de personal capacitado para formular y ejecutar proyectos con rigor técnico.
La situación es crítica. En el análisis del ente de control, se evidencia el uso inadecuado de más de $1,1 billones en proyectos de alimentación y transporte escolar, lo que contradice el propósito de las regalías, diseñadas para inversiones sostenibles y no para cubrir gastos recurrentes.
Uno de los casos más emblemáticos citados es el de La Jagua de Ibirico, que pasó de vivir una bonanza minera a enfrentar un colapso económico tras el retiro de las empresas extractoras. Un reflejo de lo que puede pasar en otras regiones si no se gestiona adecuadamente la transición energética.
¿Y la transición energética?
El informe también lanza una alerta sobre el futuro de las regalías. A partir de 2027, la descarbonización y el agotamiento de reservas reducirán drásticamente los recursos. La CGR advierte que, si el país no se prepara con un plan ordenado de transición energética y continúa dependiendo del recaudo minero-petrolero, podría enfrentar no solo un apagón económico, sino energético.
La Contraloría plantea tres recomendaciones urgentes, diseñar una transición energética clara y con enfoque territorial; incentivar la producción responsable de hidrocarburos mientras se transita y garantizar el abastecimiento energético, especialmente de gas.



