Informe de la ONU dice que Colombia es el epicentro del mercado mundial de cocaína

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito advierte que Colombia concentra el 67 % de los cultivos de coca en el mundo, mientras la erradicación cae y la producción ilegal se dispara.

Colombia volvió a ser el principal foco de cultivo de coca en el planeta, según lo revela el Informe Mundial sobre Drogas 2025 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), presentado recientemente en Viena. El documento advierte sobre un preocupante incremento en la producción, incautación y consumo de cocaína durante 2023, año en el que se alcanzaron cifras récord.

De acuerdo con el informe, de las más de 376.000 hectáreas sembradas con hoja de coca a nivel mundial, 253.000, el 67 %, se encuentran en territorio colombiano. Le siguen Perú, con 92.784 hectáreas (25 %), y Bolivia, con 31.000 (8 %). En comparación con el reporte anterior, Colombia sumó 23.000 hectáreas más, reafirmando su posición como el mayor productor global de cocaína.

La producción de esta droga alcanzó en 2023 un volumen sin precedentes: 3.708 toneladas de sustancia pura, lo que representa un aumento del 34 % frente al año anterior. El documento también señala un récord en incautaciones mundiales, que ascendieron a 2.275 toneladas, y un crecimiento sostenido en el consumo, que pasó de 17 millones de personas en 2013 a 25 millones en 2023.

La directora ejecutiva de la ONUDD, Ghada Waly, advirtió que las redes criminales siguen adaptándose a los contextos de crisis y focalizan sus operaciones en poblaciones vulnerables, aprovechando debilidades institucionales.

A pesar de estas alarmantes cifras, la erradicación manual de cultivos ilícitos en Colombia mostró una fuerte caída: en 2023 disminuyó un 47 % respecto al año anterior y un 62 % en comparación con 2020. En contraste, la siembra de hoja de coca mantuvo su tendencia al alza, con un incremento del 6 % frente a 2022 y del 61 % desde 2020.

El aumento de cultivos y producción se concentra particularmente en el suroccidente del país, donde operan estructuras armadas ilegales, como las disidencias de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz y hoy controlan amplias zonas del narcotráfico.