El presidente, Gustavo Petro, ha venido ambientado la idea de una Asamblea Nacional Constituyente en sus redes sociales y discursos públicos, generando gran preocupación en un amplio sector de la opinión y la cosa pública que considera que no es la vía propicia para sacar adelante sus reformas.
El día de su posesión como ministro del Interior, Juan Fernando Cristo Bustos, directivo del partido En Marcha, uno de los impulsores de la reforma pensional en el Congreso, trajo de vuelta al debate nacional un tema que hace poco menos de un mes, él mismo había descartado: la Asamblea Nacional Constituyente de Petro.
En medio de la polémica desatada por las declaraciones del excanciller, Álvaro Leyva, el político de raigambre liberal con una amplia trayectoria en el Legislativo y Ejecutivo, cerró de plano la puerta a la iniciativa, en ese momento, ya no exclusiva de Petro.
“Me sorprende que la propuesta de la constituyente genere tanto debate y todavía esté en la agenda pública, es una propuesta inviable e imposible. No tiene futuro y yo he visto en el discurso del presidente Petro que es más un propósito político”, dijo una y otra vez Juan Fernando Cristo a medios de comunicación.
En sus redes sociales, la opinión era bastante similar, pero con un tono más bien irónico: “Repitan conmigo: LA CONSTITUYENTE ES INVIABLE, LA REELECCIÓN ES IMPOSIBLE. Lo que sí resulta patético es ver la indignación de quienes hace 20 años aplaudieron y celebraron que Uribe se pasara por la faja la Constitución para reelegirse. Antes fue un desastre saltarse la Constitución. Ahora también lo es”, posteó Cristo Bustos. El trino tiene más de medio millón de lecturas.
Tres semanas después de haberse despachado en todos los escenarios posibles, saliendo al paso a la propuesta de rehacer la Constitución, Cristo aparece nuevamente opinando sobre el tema, pero con una opinión diametralmente opuesta y como la misión fundamental o compromiso de su hacer en el Ministerio del Interior.
“Mi primera tarea será la búsqueda de un acuerdo nacional de verdad, que permita explorar hacia el futuro la posibilidad de convocar una asamblea nacional constituyente, bajo los parámetros de la constitución de 1991. Es decir, una asamblea que sea fruto de un acuerdo y no de la imposición de alguien contra alguien. Este país necesita más reformas, pero reformas consensuadas”, declaró Cristo al tomar posesión del cargo.
“La Constitución no puede ser una masa deforme”
Una de las reacciones más fuertes a este tema, la emitió el presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes, quien en el marco de la celebración de los 33 años de la Constitución Política de 1991, cuestionó que se buscara cambiar la Carta sin haberla explorado y desplegado a plenitud.
“¿Cómo seguir hablando de nuevos proyectos constitucionales si es que no hemos sido capaces de desarrollar y hacer cumplir el pacto que desarrollamos en 1991? La Constitución no puede ser una masa deforme, gelatinosa y banal que cambien a placer. Al revés. Es un documento rígido que precisa de muy meticulosos requisitos de variación y cambio”, dijo Reyes Cuartas desde el auditorio de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
El magistrado fue mucho más allá y criticó de manera vehemente que justo en uno de los periodos más convulsos del país, se propenda por la polarización poniendo en la agenda pública y política un tema tan complejo y que, podría agravar la crisis si el discurso se enfoca en temas distintos a los de su salvaguarda.
“Por eso en la hora de ahora cuando hablamos de nuevos proyectos constitucionales, cuando los fantasmas de la violencia y de la guerra siguen tan campantes cuando el tronar de las armas y el afianzamiento del crimen, parece enseñorearse sobre nuestro territorio, la discusión no puede ser otra distinta de la defensa a ultranza de la Constitución de 1991 a través de todos los medios que ella prevé para garantizar la existencia de una convivencia pacífica y armónica, entre todas y todos los ciudadanos y ciudadanas”, expuso el presidente de la Corte Constitucional.
Finalmente, dejó claro que cualquier iniciativa encaminada a esos fines, deberá superar el examen exhaustivo que ese cuerpo colegiado hará, propendiendo siempre por el bien común y la preservación de los postulados superiores ya existentes.
“Por eso sobre los hombros de la Corte está la obligación de que ello siga siendo de esa manera, es decir, que todos y todas confiemos en que hay una Constitución y que existe alguien que la defiende por encima de todas las cosas. Esa es la enorme responsabilidad de la Corte”, concluyó José Fernando Reyes.